Cada mes de marzo, el mundo se une para visibilizar una enfermedad que afecta a aproximadamente 4 de cada 10 mujeres en edad reproductiva: la endometriosis. Esta condición, caracterizada por el crecimiento de tejido similar al endometrio fuera del útero, puede causar dolor intenso, problemas de fertilidad, problemas gastrointestinales e incluso generar problemas a nivel sistémico, afectando así la calidad de vida de quienes la padecen.
A pesar de ser una enfermedad crónica que no tiene cura, la ciencia avanza continuamente para mejorar su diagnóstico y tratamiento, en gran parte gracias a la visibilidad y el impulso que las propias mujeres con endometriosis han dado a esta causa. La lucha de las pacientes ha sido clave para que la comunidad científica y médica preste más atención, promoviendo mejores herramientas de detección y tratamientos efectivos.
Soy una de esas mujeres. Como paciente de endometriosis, he vivido en primera persona los desafíos que implica esta enfermedad. Por eso, quiero compartir información respaldada por la ciencia y, sobretodo, un mensaje de esperanza.

¿Qué es la endometriosis?
La endometriosis ocurre cuando un tejido similar al revestimiento del útero crece fuera de él. Aunque comunmente afecta los ovarios, trompas de falopio y otras áreas de la pelvis, también puede desarrollarse en otros órganos y tejidos fuera del aparato reproductor, como el intestino, la vejiga, el diafragma e incluso, en los pulmones y el cerebro.
Este tejido responde a múltiples factores, no sólo a las hormonas del ciclo menstrual. Estudios han demostrado que también es influenciado por procesos inflamatorios, señales inmunológicas, factores genéticos y la interacción con el microbioma intestinal (Zondervan et al.,2018; Ahn et al.,2019).
Además, la endometriosis ha sido asociada con un aumento en la activación de ciertas células del sistema inmunológico, incluyendo macrófagos, linfocitos T reguladores (Treg) y mastocitos, lo que contribuye a la inflamación crónica y la proliferación del tejido ectópico (Boujenah et al.,2017; Mei et al.,2021). Esto explica por qué los síntomas pueden persistir incluso en ausencia de fluctuaciones hormonales , y por qué algunas pacientes continúan teniendo síntomas después de la menopausia o de tratamientos hormonales.
Síntomas Principales
- Dolor pélvico crónico que puede presentarse de manera cíclica o continua.
- Menstruaciones dolorosas (dismenorrea), a menudo incapacitantes.
- Dolor durante o después de las relaciones sexuales (dispareunia).
- Problemas digestivos, como hinchazón, náuseas, diarrea, estreñimiento o incluso síntomas similares al síndrome de intestino irritable.
- Fatiga y cansancio crónico, que no mejora con el descanso.
- Dificultad para concebir, debido a la inflamación y a la presencia de adherencias.
- Dolor al orinar o al evacuar, especialmente durante la menstruación.
- Dolor lumbar o en las piernas, reflejo de la inflamación en la pelvis.
- Sangrados menstruales abundantes o irregulares.
- Migrañas o dolores de cabeza recurrentes asociados al ciclo menstrual.
- Ansiedad y depresión, como consecuencia del impacto crónico del dolor y la enfermedad en la calidad de vida.
- Insomnio
Diagnóstico y tratamiento
Uno de los mayores desafíos de la endometriosis es el tiempo promedio para su diagnóstico, que puede tardar en 7 y 10 años. Aunque la laparoscopia sigue siendo el método más preciso para diagnosticar la enfermedad, en los últimos años se han desarrollado métodos no invasivos, como estudios por imagen, biomarcadores y más recientemente el uso de inteligencia artificial, que pueden acelerar su detección.
En cuanto al tratamiento, aunque no existe una cura definitiva, hay varias opciones que ayudan a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida:
- Terapias hormonales. Anticonceptivos, análogos de la GnRH y otros tratamientos pueden ayudar a reducir el crecimiento del tejido endometriósico.
- Cirugía. En casos severos, la eliminación del tejido endometriósico puede aliviar el dolor y mejorar la fertilidad (aunque no siempre).
- Medicina Integrativa. Cambios en la dieta, ejercicio y técnicas de manejo del estrés han demostrado ser aliados en el control de los síntomas.
Motivos para la esperanza
A pesar de los desafíos, la investigación sobre endometriosis está avanzando rápidamente, lo que ofrece perspectivas optimistas para el futuro:
Nuevas opciones terapéuticas.
Investigaciones recientes han identificado posibles dianas terapéuticas para el tratamiento de la endometriosis. Por ejemplo, un estudio publicado en Nature Communications (2022) identificó una posible relación entre la inflamación crónica y la proliferación del tejido endometriósico, lo que podría abrir la puerta a nuevos tratamientos antiinflamatorios específicos.
Mayor concienciación y diagnóstico temprano.
Cada vez hay más programas de educación médica para reducir el tiempo de diagnóstico. Organizaciones como la Endometriosis Foundation of America han trabajado en campañas de sensibilización para que los médicos generalistas puedan identificar la enfermedad en etapas tempranas.
Terapias Innovadoras.
Se está investigando el uso de terapia génica y fármacos biológicos dirigidos. Un ensayo clínico reciente de National Institutes of Health (NIH) está evaluando el uso de inhibidores de ciertas citoquinas inflamatorias con menos efectos secundarios que las terapias hormonales tradicionales.
Opciones de fertilidad más avanzadas.
Aunque la endometriosis puede afectar la fertilidad, tratamientos como la estimulación ovárica personalizada y la vitrificación de óvulos están permitiendo que más mujeres con la enfermedad puedan planificar su maternidad de manera efectiva. Según un estudio de la European Society of Human Reproduction and Embryology (ESHRE, 2021), las tasas de éxito de la fecundación invitro (FIV) en mujeres con endometriosis han mejorado significativamente en la última década.
Tratamientos menos invasivos.
Se están desarrollando técnicas quirúrgicas más precisas, como la cirugía robótica, que permiten una extracción más eficaz del tejido endometriósico con menor riesgo de recurrencia y una recuperación más rápida.
Nuevos enfoques en el tratamiento del dolor.
La endometriosis está siendo reconocida cada vez más como una enfermedad inflamatoria y neurogénica (afecta al sistema nervioso), lo que ha impulsado el desarrollo de tratamientos específicos para el dolor crónico asociado. Terapias basadas en neuromodulación y fármacos específicos para la inflamación nerviosa están en fase de prueba con resultados prometedores.
Microbioma e inflamación.
Investigaciones recientes sugieren que el microbioma intestinal y la inflamación sistémica pueden jugar un papel clave en la progresión de la endometriosis. Esto ha llevado al desarrollo de estrategias dietéticas y suplementos dirigidos a equilibrar la microbiota y reducir la inflamación crónica.
Un mensaje para las mujeres con endometriosis
Si bien la endometriosis es una enfermedad compleja, los avances en investigación, el apoyo de la comunidad y las nuevas opciones de tratamiento están abriendo un camino de esperanza. La clave está en buscar información, acudir a especialistas actualizados y rodearse de una red de apoyo que brinde contención y comprensión (si no sabes de ninguna, escríbeme y te doy información).
Como paciente de endometriosis, sé lo difícil que puede ser vivir con esta enfermedad, pero también creo (porque lo que conseguido) que si se lucha por conseguir que todas las piezas del puzzle de autocuidado encajen, se puede lograr mejorar mucho la calidad de vida. La alimentación, el ejercicio, el manejo del estrés y el acceso a tratamientos adecuados, pueden marcar una gran diferencia en el día a día.
Este mes de marzo, unamos nuestras voces para generar conciencia sobre la endometriosis, fomentar la investigación y recordar a cada mujer que no está sola en este camino. ¡Sigamos avanzando juntas!